sábado, 1 de enero de 2011

Esa noche - Los tres individuos de los que no sabemos sus nombres (5ªparte)

Tres personas nos quedan para completar la lista de los seis que estuvieron en la comisaría en el momento del incidente, si es que podemos llamar de este modo al lamentable suicidio de Jacinto Gutiérrez y, como usted lector ya se debe imaginar, son esas tres personas de las que no sabemos sus nombres. Nos referimos a ellos de las siguientes maneras: personas, sujetos, individuos, también podríamos haber utilizado sustantivos genéricos tales como: hombres, ciudadanos, pobladores y de otras maneras que en este momento no se me ocurren. Son tres individuos, después de todo serviciales, uno les dice algo, ellos lo hacen. Y además son profesionales y personas muy fieles con la institución policial, que ellos no tienen que decir una palabra de lo que acaba de ocurrir porque acá pueden volar cabezas, que cuando ocurren estos excesos nadie dio ninguna orden y si ocurrió, cosa que según los informes del estricto doctor Pirovano, es bastante cuestionable, no sabemos ni quién fue ni mucho menos por qué motivos y, obviamente, a nadie se le ocurra decir, por ejemplo, Manuel Malvés, porque el señor Manuel Malvés tiene mucha confianza en estos tres individuos, porque ellos ya saben qué puede pasar si ese nombre sale de esas boquitas, que acá órdenes no hubo, en realidad no hubo nada, solo simples comentarios de agitadores y cantos de pájaros pero, ante las sospechas malintencionadas que han surgido, hemos iniciado una nueva investigación que completará la realizada por el estricto doctor Pirovano, porque si hubo algún exceso la institución policial sabe cómo tratarlo pero debe quedar impoluta y más impolutos todavía deben quedar los tipos para los que Manuel Malvés trabaja que, a pesar de estar sufriendo un paro, del mismo modo que lo sufre toda la sociedad, no hubo, ni hay, ni habrá ninguna razón para involucrarlos en estos hechos lamentables.

Pero uno de los individuos está pensando porque se le ocurrió que las cosas están yendo un poco lejos y alguien va a tener que pagar los platos rotos pero que la culpa no fue suya porque si alguien manda a alguien a la leonera para que alguien le quite los nombres de sus compañeros, esa tarea se cumple del modo en que ellos lo hicieron, y que no le van a echar la culpa a él por un amper más o un amper menos, que él, desde los controles, no hace gran cosa, y acá, de última, el que innovó fue el que tiró un balde de agua, que eso es terrible con el cuerpo resentido, pero qué él no va a decir nada mientras el servicio policial no quiera cortar la cadena por el eslabón más delgado,
Y el segundo individuo también está pensando en eslabones delgados porque él sabe que la cadena se corta por el eslabón más delgado y el señor Manuel Malvés no es un eslabón delgado y mucho menos los señores para los que Manuel Malvés trabaja y quizás lo sea Jacinto Gutiérrez pero él ya está muerto y, por eso, no es parte de esta cadena. Entonces le van quedando pocos eslabones y piensa que a él no le van a echar la culpa porque solo hacía preguntas y que si le tiró agua al detenido, el agua no hace nada, salvo mojar a una persona y no le van a echar la culpa de haber mojado a alguien, pero que si esto se sigue desmadrando alguien va a tener que ser el pato de la boda y acá, de última, hubo una persona que le pegaba al detenido con un palo pero que él no va a decir nada mientras no quieran dejarlo como el pato de la boda.
Y el tercer individuo también está pensando en patos de la boda porque él sabe que con el alboroto que armaron los pajaritos es probable que busquen un responsable y cuando sucede este tipo de excesos se acaban los responsables y ahí es cuando viene lo del pato de la boda, que siempre le van a echar la culpa a alguien a quien le dijeron “sacale los nombres de los compañeros a este tipo” y si él hizo eso en la leonera es porque así se hace y que si el caso pasó a mayores es porque el de los controles no midió adecuadamente, porque no sabe medir o porque es un bruto pero que él va a callarse mientras no quieran que pague los platos.

Si bien estas tres personas ya están durmiendo y con ellas completaríamos las seis que nos propusimos describir en este capítulo, todavía no podemos concluirlo porque pronto el señor Malvés llamará por teléfono a estos tres individuos para darles la siguiente noticia: “De arriba dicen que ahora los van a detener y que no se opongan porque este asunto se descarriló y ahora necesitan a alguien que pague los platos rotos, un eslabón delgado y un pato de la boda”. Como se dará cuenta, señor lector, ni el señor Malvés ni los señores para los que el señor Malvés trabaja han dormido demasiado.

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