martes, 4 de enero de 2011

Esa noche - Jacinto Gutiérrez (4ª parte)

Ahora están durmiendo dos de los seis personajes que nos propusimos relatar en esta parte de la historia, así que por favor le vamos a pedir, señor lector, que lea en voz baja, que ya hemos visto que estos dos individuos tuvieron una jornada complicada y estresante y se lo digo por experiencia propia, el estrés produce insomnio, de modo que cualquier ruidito hace que uno se despierte y pase toda la noche sin poder dormir y todo el día sin poder despertarse. Así que shhhhh, buenas noches señor Manuel Malvés, buenas noches estricto doctor Pirovano, que sueñen con los angelitos y descansen en paz, que mañana tienen un día difícil, que hay paro, que hay marcha, y hay pajaritos cantando por todos lados.

Poco tenemos para decir de Jacinto Gutiérrez. Él está muerto y, por esa razón, no ha efectuado otra acción que la de permanecer inmóvil, nada distinto a lo que haría cualquier muerto o a lo que hará cualquier vivo cuando muerto esté. Sí, diremos, aunque no lo hayamos conocido demasiado, que estando vivo tampoco tuvo en el breve lapso que nos tocó relatar, una participación muy activa, con decir que ni siquiera dijo los nombres de los compañeros, ni se defendió cuando uno de los sujetos que nos falta contar le pegaba con un palo, a lo sumo, a nosotros nos consta, Jacinto Gutiérrez dijo “ayyy”, eso es cierto, pero incluso ese grito yo creo que fue dicho con desgano, como una reacción casi biológica y no por iniciativa propia. Valga la aclaración porque, después de todo, esta novelita tampoco es exclusivamente sobre Jacinto Gutiérrez como si no hubiera otra cosa en la ciudad para hablar que no sea sobre ese señor desganado, inactivo, que se ha resistido a la autoridad, que no dijo nada cuando le solicitaron que traicione a sus compañeros, que, debemos decirlo también, era un organizador de huelgas y les hacía frente a los señores patrones. Ahí tenés Jacinto Gutiérrez, ahí tenés tu paro, tu huelga y ahí tenés tu marcha ¿qué te parece? ¿estás contento? Estás muerto Jacinto Gutiérrez, quién te saca de ésta, la gente marchando y vos, muerto, ¿y si hay aumento qué? ¿de qué te sirve el aumento ahora? Decime la verdad, vos sabías que si te dan picana te podés morir ¿Pensaste que se iban a cansar? ¿Que te ablandaban y con eso terminaba? Ya ves que no, Jacinto Gutiérrez. Era una picana y a veces estas cosas pasan, vos lo sabías. Y si lo sabías ¿Por qué no dijiste nada Jacinto Gutiérrez? Ellos preguntándote y vos nada, ellos pidiéndote los nombres de tus compañeros y vos con tu paro, y no traicionar el paro, y tus compañeros, y que no los metieran presos, y con tu aumento. Ay Jacinto Gutiérrez, ahí tenés tu paro, ahí tenés tu aumento ¿Valió la pena que te cagaran a palos, que te torturaran hasta morir por un aumento de mierda? ¿y vos? ¿y tus hijos? ¿por qué ese desgano, Jacinto Gutiérrez? ¿por qué no colaboraste, por qué no te aliaste? ¿De qué sirvió? Decime si sirvió de algo que te quedaras callado como un desganado, como un inactivo cuando diciendo un nombre, un par de nombres, hoy estarías, quizás preso, quizás preso con algún compañero tuyo, pero vivito y coleando, y en un tiempo irías a ver a tus hijos, al mayor o a cualquiera, porque no estarías muerto como estás ahora y solo los vivos ven a sus hijos; los muertos no ven a nadie. ¿Y vos qué ganaste? ¿un aumento? ¿mantener un paro? ¿que te recuerden? ¿Por cuánto tiempo, Jacinto Gutiérrez, si vos estás muerto? El tiempo pasa rápido, el tiempo de los vivos; los muertos ahí quedan inmóviles, inanimados, inertes. Quiero saber, Jacinto Gutiérrez, si tus compañeros se van a acordar de vos cuando ellos sean viejos y vean a sus hijos y tal vez a sus nietos, mientras vos no sos nada, ni siquiera un recuerdo, ni siquiera una persona que les hizo frente, porque la memoria es tan frágil y la vida es tan cómoda que vos, Jacinto Gutiérrez, no serás nada. Serás un derrotado, un muerto, cenizas, polvo, nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario