sábado, 13 de noviembre de 2010

Moctezuma

Soy el elegido de la raza elegida; soy el gran Moctezuma, el que vence; soy el creador de los días, el poderoso; soy el hijo del sol; Mañana, habré muerto.
Goberné el mundo conocido y pude gobernar el desconocido si ese hubiera sido mi deseo. Mi voluntad (que es la del sol) se cumplió en los 200 pueblos. Mi semen (Que es el del sol) fecundó las 200 mujeres elegidas, tan elegidas como yo. Fui invulnerable, sometí al rebelde, esclavicé, destruí, vencí a los enemigos más temibles, asolé pueblos, maté, derroté al malvado y lo castigué.
Mi padre y el padre de mi padre lo mismo hicieron, la raza elegida exigió que lo hiciera y nada me costó hacerlo. Mi destino (que es el del sol) así lo indicaba en las piedras de Tetetzal.
Hacia el este un espejo se levanta. Vienen seres con barba que practican los mismos rigores. Avanzan sobre mi territorio reclamando poderes y supremacías que sólo yo poseo. Algo de mis formas observo en la veloz embestida de mis rivales y percibo algunos de mis gestos sagrados en sus imágenes.
Los seres de barba son sólo creaciones, fantasías, pruebas. Todo me indica que no son ciertos, que son ilusiones que dejarán de existir cuando yo lo disponga.
Dos cadenas me inmovilizan en esta celda oscura y el mundo se aleja de mí. La raza elegida se estremece frente al invasor y es diezmada en la ciudad sagrada. La certeza me justifica y ya no la tengo. Debo aceptar que la incertidumbre se apoderó de mí. Debo reconocer que estoy dudando aunque la duda también es una creación mía. ¿Acaso no soy el creador de los días?
Ya le he dicho a Cautemoc que no estoy en un lecho de rosas. Mi condición de sometido confunde a mis súbditos que han pasado frente a mí sin reconocerme, sin hacer las señales de respeto que me corresponden. Deseé sus muertes y no se han producido. ¿Acaso no soy el hijo del sol?
Estoy vivo porque respiro pero eso no me distingue de mis súbditos, ni siquiera de las tribus inferiores. ¿Acaso no soy el elegido de la raza elegida? Me reconozco débil, limitado, vulnerable, como si fuera un hombre ¿Acaso no soy el que vence?
Poco a poco, el mundo se libera de mí y lo voy perdiendo como si nunca hubiera respondido a mis órdenes, como si siempre hubiera sido ajeno a mi voluntad (que es la del sol) ¿Acaso ya no soy el poderoso? ¿Acaso ya no soy Moctezuma?.
Demasiadas dudas para ser el elegido de la raza elegida.
Demasiado profundas para ser el hijo del sol.
Moctezuma ha muerto, mañana moriré yo.

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